Al «tomate» lo mató la lógica mercantil

aquihaytomate.jpgSorprende que la presunta despedida de un programa televisivo suscite tanto interés no sólo entre el público, algo en principio normal, sino también entre respetables tertulianos y analistas de diversa índole. La sensación general se acerca al alivio como si por fín hubieran retirado la basura de la calle pero las reacciones, en cantidad y calidad, demuestran que este programa se había convertido en un auténtico fenómeno más allá del mundo catódico.

Se especulará con las causas de un final quizá hasta abrupto pero me atrevería a situarlas en el ámbito mercantil. Cierto es que, incluso en esta su última época de peor audiciencia se situaba en una media envidiable para cualquier cadena comercial, 20%, pero el producto se había convertido en marca y ésta se estaba deteriorando a pasos agigantados contaminando al resto de la programación. aquihaytomate2.jpg

Y, por otra parte, la competencia en su misma franja horaria estaba haciendo mella a este espacio y con él al resto de la programación, visto que el efecto «enganche» cada vez funciona más. Y estos competidores ganaban terreno alejándose de la temática propuesta por el conocido «tomate» incluido «Sé lo que hicisteis…», programa vampírico de otros similares al que está a punto de concluir, proponiendo en definitiva otras cosas o temáticas con mayores dosis de calidad. La búsqueda de la calidad mediante la innovación de las ideas y los formatos ha reportado seguramente sus beneficios.

Algún que otro profesional del medio televisivo, desde el retirado y desfasado José María García hasta «opinólogos» de medio pelo, ha valorado altamente la calidad técnica de «Aquí hay…» cuando, en mi opinión, se trataba una mera técnica de tratamiento de la información o inclusive de la falta de la misma.

Sin embargo, no me cabe la menor duda que surgirá un clon del mismo porque hay, ha habido y habrá mercado para ello. Por mucho que se niegue en público, al manos una de cada cinco personas telespectadoras veían al «tomate» en privado. Una cosa no quita la otra.

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