Deporte como industria

eurocopa.jpgDice Manuel Rivas, no es el único y por ahí hay ejemplos incluyendo a Extremoduro como fuente de inspiración, que las crisis deben servir para pensar en nuevas cosas. Y este tipo de reflexión no es muy común en este país que más parece patria de Caín.

A las primeras de cambio calificamos y descalificamos sin pararnos un momento a meditar. Por este sumidero se escapan muchas buenas iniciativas y, al tiempo, permanecen otras que no merecen la pena.

Hay cierta polémica con el mensaje lanzado a bote pronto por el Presidente del Gobierno sobre la futura (pero improbable) creación de un ministerio dedicado íntegramente al deporte. Reflexionemos sobre ello.

Para que un sector sea considerado como tal debe ser primero industria y después empezar a dar sus frutos. Me viene a la cabeza el ejemplo de los videojuegos: en España se gasta más en estos que en el cine pero sólo hay cuatro empresas que malviven trabajando para la industria exterior. No son industria por lo que no pueden alcanzar su porción en el sector.

Un país que tiene un talento debe también explotarlo. El talento no se refleja sólo en la investigación científica sino también en cualquier actividad humana y España es ahora mismo potencia deportiva como bien pudieron comprobar los argentinos. ¿Por qué no sacarle partido?. La pasada Eurocopa tuvo una incidencia económica de una décima del PIB sólo a base de cervezas, patatas, viajes y publicidad. Nada despreciable.

Quizá siga sin verse la importancia del asunto pero me gustaría recalcar la trascendencia económica de unas futuras olimpiadas, un mundial y eurocopa de fútbol, por ejemplo, a sumar a lo ya existente: Vela, dos pruebas de Fórmula 1, motociclismo,…

Por no hablar de las externalidades que la práctica del deporte tiene para la sociedad en general y para la imagen del país. Reflexionemos y si conviene que se haga en serio.

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