El verano es una época excelente para renovar las ilusiones profesionales, sencillamente, porque el descanso es vital, es salud y es necesario. Algo que muchas veces, olvidan aquellos que están enganchados al trabajo, es decir, que sienten ansiedad al no poder mirar el correo electrónico, por ejemplo. El verano aporta una gran motivación porque te permite centrarte en ti mismo, algo que no puedes hacer con tanta facilidad en el resto del año.
Es decir, puedes relajarte y recuperar la perspectiva objetiva de dónde estás y de dónde te gustaría llegar. Para tener un balance positivo del año transcurrido también es bueno apuntar en una agenda todas las metas que has alcanzado con éxito en los últimos meses. Puede que no haya sido un buen año pero seguro que hay algo de lo que te sientes orgulloso.
Incluso, los logros más pequeños merecen un premio a nivel interno. Por tanto, felicítate por ellos. El verano es positivo a nivel emocional porque es más fácil disfrutar del tiempo de ocio, quedar con los compañeros de oficina para tomar un café al salir del trabajo, volver a casa paseando y disfrutando del agradable paisaje estival, estar más tarde por la calle…
El verano aporta motivación pero lo importante es que intentes que esa motivación juegue en positivo a tu favor. Es decir, también existen personas que se amargan a sí mismas por no tener vacaciones cuando quisieran o por tener que trabajar en julio o agosto.
Lo más importante, es que aprendas a estar feliz con la situación laboral que te toca vivir. ¿Cómo se consigue esto? A través de la aceptación.
Imagen: Astex