El año 2024 ha sido especialmente positivo para los mercados financieros, con subidas destacadas en las principales bolsas internacionales. Sin embargo, detrás de estos buenos resultados se encuentra una lección clave para los inversores: la inversión es una maratón, no una carrera de velocidad. Este enfoque a largo plazo, combinado con una cartera diversificada y de bajo coste, es esencial para maximizar la rentabilidad ajustada al riesgo.
Rendimientos destacados en 2024: las acciones impulsan el mercado
El rendimiento de las acciones en 2024 ha sido excepcional, liderado por el mercado estadounidense, donde el índice S&P 500, replicado por fondos como el Vanguard US 500, registró una rentabilidad del 32,8 % en euros. Este repunte se suma al crecimiento sostenido desde la pandemia de 2020, subrayando la capacidad de los mercados para recuperarse y superar desafíos macroeconómicos como la normalización de los tipos de interés y las tensiones geopolíticas.
En Europa, las acciones también tuvieron un buen desempeño, aunque más moderado, con un crecimiento del 8,9 %, mientras que los mercados emergentes mostraron una rentabilidad del 14,9 %. Japón y los mercados del Pacífico sin Japón destacaron con crecimientos del 15,4 % y 11,5 %, respectivamente.
Por el lado de los bonos, aunque el rendimiento ha sido más limitado, se observan señales de recuperación tras un periodo de rendimientos negativos en 2022. Los bonos de países emergentes, por ejemplo, lograron un 5 % de rentabilidad, mientras que los bonos europeos alcanzaron un modesto 1,9 %.
Clase de activo | Rentabilidad 2024 |
---|---|
Acciones de Estados Unidos | 32,8 % |
Acciones globales | 26,6 % |
Acciones ISR de mercados desarrollados | 25,9 % |
Acciones de Japón | 15,4 % |
Acciones europeas | 8,9 % |
Bonos de países emergentes | 5,0 % |
Bonos de empresas europeas | 3,9 % |
Bonos de gobiernos europeos | 1,9 % |
La importancia de la diversificación
Un enfoque diversificado es clave para protegerse frente a las incertidumbres del mercado. Mientras que en 2024 los mercados estadounidenses lideraron el rendimiento, no siempre ocurre lo mismo. Históricamente, regiones como Europa o mercados emergentes han alternado en protagonismo.
Además, la diversificación no solo abarca activos regionales, sino también tipos de activos. Incluir una combinación de acciones y bonos en una cartera permite ajustar el perfil de riesgo y mejorar la estabilidad en periodos de volatilidad.
Costes bajos, mayor rentabilidad
El ahorro en costes de gestión e intermediación puede marcar una gran diferencia en los rendimientos acumulados a largo plazo. Por ejemplo, carteras diversificadas con menores comisiones, como las gestionadas de forma indexada, han demostrado superar consistentemente a la media de los fondos activos. En 2024, estas carteras generaron una rentabilidad media 1,7 puntos porcentuales superior a los benchmarks de referencia.
Desde 2016, las carteras diversificadas han acumulado un rendimiento del 90,1 %, frente al 19,3 % promedio de los fondos españoles comparables, una diferencia que evidencia cómo los costes más bajos y la diversificación pueden aumentar significativamente la rentabilidad.
Riesgos y volatilidad: mantener la calma en el largo plazo
Aunque 2024 ha sido un año positivo, los mercados no están exentos de riesgos. Las caídas forman parte del ciclo de inversión, y es crucial que los inversores estén preparados para enfrentar la volatilidad sin tomar decisiones impulsivas. Durante la crisis del COVID-19 en 2020, por ejemplo, las carteras vieron caídas temporales de hasta el -24,8 %, pero los mercados se recuperaron rápidamente, beneficiando a quienes mantuvieron la calma.
La clave está en conocer los rangos de rentabilidad esperados de tu cartera y aceptarlos como parte del proceso de inversión. Por ejemplo, una cartera con un 72 % en acciones y un 28 % en bonos tiene un rango de rentabilidad estimado entre -16,3 % y 26,1 % a un nivel de confianza del 95 %. Estos números ilustran la amplitud de posibles escenarios, subrayando la importancia de centrarse en el largo plazo en lugar de reaccionar ante movimientos de corto plazo.
Estrategias para el éxito a largo plazo
Para obtener los mejores resultados en la inversión a largo plazo, se recomienda:
- Definir un perfil de riesgo adecuado: Asegúrate de que tu cartera esté alineada con tu tolerancia al riesgo y objetivos financieros.
- Diversificar globalmente: Incluir una amplia variedad de clases de activos y regiones para reducir la exposición a riesgos específicos.
- Minimizar costes: Optar por carteras indexadas de bajo coste puede marcar una gran diferencia en la rentabilidad acumulada.
- Mantener la disciplina: Resistir la tentación de cambiar de estrategia durante periodos de volatilidad es clave para capturar el crecimiento a largo plazo.
- Automatizar las aportaciones: Realizar aportaciones periódicas, independientemente de las condiciones del mercado, permite promediar los precios de compra y reducir el impacto de la volatilidad.
Perspectivas para 2025 y más allá
A medida que entramos en 2025, los inversores deben prepararse para posibles cambios en el entorno económico, incluidos ajustes en los tipos de interés y dinámicas geopolíticas. Aunque las proyecciones indican un crecimiento sostenido en los mercados globales, es fundamental mantenerse enfocado en los principios básicos de la inversión: diversificación, costes bajos y una visión a largo plazo.
En resumen, 2024 ha sido un recordatorio de que, aunque los mercados pueden ser impredecibles en el corto plazo, el compromiso con una estrategia de inversión disciplinada puede generar resultados extraordinarios a lo largo del tiempo. Como bien dice el refrán: «La paciencia es la clave del éxito en la inversión».