En mayo de 2025, España ha registrado un notable descenso en la inflación, con el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) situándose en el 1,9% interanual, el nivel más bajo desde octubre de 2024. Este dato representa una reducción de tres décimas respecto al mes anterior, cumpliendo así con el objetivo de inflación cercano al 2% marcado por el Banco Central Europeo. Adicionalmente, se ha observado una disminución del 0,1% en términos mensuales, interrumpiendo una racha de siete meses consecutivos de aumentos.
La reducción en la tasa de inflación se ha vinculado principalmente al descenso en los precios de ocio y cultura, así como a una disminución en los costos del transporte. A pesar de un incremento puntual en los precios de la electricidad tras el apagón del 28 de abril, su impacto ha sido compensado por la caída general en los precios energéticos, contribuyendo a la moderación de la inflación.
Esta situación tiene implicaciones directas en el poder adquisitivo de los consumidores, pues una inflación controlada ayuda a que los salarios mantengan su valor real y los ahorros no se devalúen rápidamente. Además, la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles como alimentos frescos y energía, también ha experimentado una moderación, situándose en el 2,1%, beneficiada por los servicios turísticos y los precios más bajos en la electricidad.
Comparando con mayo de 2024, cuando la inflación alcanzó el 3,6%, se percibe una mejora significativa y una tendencia descendente que se ha mantenido en los últimos meses. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha reportado además una reducción del 0,56% en la cesta de la compra en relación al mes anterior, destacando la disminución en los precios de productos como el pescado, las bebidas y los artículos de droguería e higiene. Estos indicadores sugieren una estabilización en los precios que podría aumentar la confianza del consumidor y favorecer el crecimiento económico en España.