Desconecta los ‘vampiros energéticos’ al atardecer y ahorra hasta 200 € esta temporada

Con la llegada del calor, el uso de aparatos eléctricos como ventiladores y aires acondicionados aumenta significativamente, elevando las facturas de electricidad en los hogares. Sin embargo, existe una forma de ahorrar hasta 200 euros este verano sin tener que sufrir las altas temperaturas. La clave está en prestar atención a los aparatos que, incluso apagados, siguen consumiendo electricidad en modo stand-by. Esta práctica puede significar un gasto adicional entre el 7 % y el 15 % del consumo total de un hogar, lo que se traduce en una cifra nada despreciable que oscila entre los 40 y 100 euros anuales, y podría aumentar en los meses de mayor uso de energía.

Televisores, decodificadores, consolas, cargadores y routers son solo algunos ejemplos de los dispositivos que continúan utilizando energía aun cuando no están en uso activo. El simple indicativo de un piloto encendido es suficiente para saber que se está produciendo un consumo innecesario. Se estima que este hábito puede suponer un costo adicional de hasta 200 euros en un hogar típico durante los meses de verano, debido a lo que se conoce como carga fantasma.

Para combatir este despilfarro de energía no es necesario tomar medidas extremas; existen soluciones sencillas y económicas. Una regleta con interruptor o enchufes inteligentes pueden facilitar la desconexión de varios dispositivos al mismo tiempo, eliminando el consumo de energía en modo stand-by con el simple gesto de apagar una regleta. Además, el uso de medidores de consumo puede ayudar a identificar qué aparatos son los que más energía consumen en este modo, permitiendo tomar decisiones más informadas sobre qué enchufes cortar.

Este enfoque no solo representa un ahorro económico, sino que también contribuye a la conciencia sobre el uso responsable de la energía. La suma de pequeñas acciones, como apagar los pilotos de los aparatos eléctricos no utilizados, puede traducirse en un ahorro significativo a largo plazo. La propuesta es considerar el ahorro como resultado de una serie de decisiones cotidianas, con el potencial de retener en nuestro bolsillo decenas de euros que, de otro modo, se perderían en consumo fantasma.

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