Los fondos cotizados, o ETF por sus siglas en inglés, se están convirtiendo en una de las opciones preferidas para invertir debido a su simplicidad y bajo coste. Facilitan la entrada a diversificados mercados, como índices reconocidos, energía o tecnología, operando de manera similar a las acciones pero con comisiones significativamente menores que los fondos de inversión tradicionales. A medida que avanza el tiempo, específicamente en el año 2025, los ETF han demostrado ser una herramienta esencial en la cartera de inversores de múltiples perfiles, gracias al crecimiento constante del dinero gestionado a través de estos fondos.
Para quienes se inician en el mundo de las inversiones, los ETF presentan una opción poco complicada. Lo fundamental es tener claridad sobre el nivel de riesgo que se está dispuesto a asumir y el horizonte temporal de la inversión. Basado en esto, se puede elegir entre ETF de renta fija, acciones globales o mixtos, teniendo en cuenta aspectos cruciales como la liquidez, que facilita operaciones sin pérdidas significativas, y el coste, siendo las comisiones uno de los puntos más atractivos de estos fondos debido a su bajo porcentaje.
Es esencial considerar la estructura del fondo, optando por aquellos que replican directamente el índice para una inversión más sencilla y transparente, en especial para los principiantes. También es crucial la decisión entre ETF que acumulan o reparten dividendos, según las preferencias de reinversión o ingreso periódico del inversor. Con ello, se sugiere una lista breve para elegir correctamente: definir el perfil de inversión, verificar la liquidez y volumen de negociación, revisar las comisiones totales, analizar la forma de replicación del índice y decidir sobre la acumulación o reparto de dividendos.
No obstante, es importante recordar que, más allá de la búsqueda del ETF «perfecto», lo crucial es encontrar aquel que mejor se adapte a las necesidades y estrategia de inversión de cada individuo. Comenzar lo antes posible y mantener una disciplina constante son claves para aprovechar el efecto del interés compuesto a lo largo del tiempo.