Aunque las cifras oficiales muestren una disminución en el desempleo, situando el número de personas sin trabajo en 2,42 millones, el más bajo para un noviembre desde 2007, la realidad del mercado laboral no es tan alentadora como podría parecer a primera vista. En el mismo mes, las afiliaciones a la Seguridad Social experimentaron una caída de aproximadamente 14 400 personas, lo que sugiere que este descenso del paro podría deberse más a personas saliendo del mercado laboral que a la creación de empleos estables y de calidad.
Los datos revelan que, aunque haya una aparente mejoría con un 41% de los contratos registrados siendo indefinidos, muchos de estos realmente consisten en posiciones a tiempo parcial, fijos-discontinuos o con jornadas reducidas. Esto plantea un escenario donde la contratación temporal continúa dominando el mercado, dejando a un lado la estabilidad laboral largamente anhelada por muchos.
El análisis pone en evidencia que la precariedad laboral persiste, a pesar de los discursos optimistas en torno a la baja en las tasas de desempleo. Muchas personas continúan encadenando contratos temporales sin seguridad ni estabilidad, y la mejora en los números globales no necesariamente se traduce en un bienestar real para los trabajadores.
Por tanto, se recomienda a quienes buscan empleo mantener un enfoque crítico respecto a las ofertas, examinando detenidamente el tipo de contrato, las horas de trabajo y las condiciones ofrecidas. La caída del paro no implica automáticamente una mejora en la calidad del empleo, y aún se mantiene un largo camino hacia la estabilización y mejora de las condiciones laborales en el país.









