Los equipos ingleses son referente para sus homólogos del Continente en muchos aspectos, tanto por su temprana mercantilización y salida a cotización en bolsa como por el aprovechamiento de atípicos (televisión y merchandising). Ello ha permitido que la Premier esté en lo más alto como competición, sin perder sus señas de identidad, y también como negocio.
Sin embargo, también tiene sus pequeñas zonas de sombra y tal y como ocurre en cualquier sector que cuenta con importantes gastos inflexibles a la baja (los sueldos de los futbolistas y los costes por traspasos, por ejemplo). Por lo que el problema de la constante financiación les ocupa tanto como al resto de clubes europeos.
El Manchester ha cambiado en cierto modo su modelo de operaciones pasando en corto plazo de financiarse casi en exclusiva por medios propios a optar por el endeudamiento externo con altos intereses que, en la modalidad elegida, se pagan junto el principal. El paso del tiempo es, por tanto, fundamental y la toma de medidas urgente hasta cierto punto. Usando alternativas ya empleadas por otros equipos van a lanzar bonos respaldados por sus ingresos en taquilla, es decir, se vuelve curiosamente al principio de lo que fue el balompié: los aficionados respaldan a su club con sus entradas aunque ahora los hinchas también lo son las empresas que se compran palcos vip para hacer negocios.
Los tiempos cambian pero en muchas ocasiones le damos vueltas a lo mismo.
Vía: Cinco días.