El que fue presidente del Gobierno de España, Felipe González, dijo que los ex-presidentes son como los floreros, nadie sabe muy bien dónde ponerlos. Se refería a los mandatarios españoles ya que en otros países tienen bastante bien resuelta esta situación. En el caso de los Estados Unidos dado que además los mandatos están fijados los últimos meses de un Presidente se convierten generalmente en una travesía por la inacción y el intento por ganar prestigio e influencia.
No parece ser ésta la idea de George Bush y en momentos de inquietud económica decidió hacer algo y lo hizo mal. A falta de unos días para que se publiquen los fundamentales de la economía más grande del mundo propició con su anuncio de medidas que se disparara la idea de crisis antes de que ésta se hiciera explícita, en su caso. Y de paso se estimuló la incertidumbre que es el peor enemigo de la economía y la inversión.
Puesto que los mercados cada vez anticipan más sus decisiones gracias a la información en tiempo real, cobra mayor importancia la toma acertada de medidas así como su comunicación y el momento elegido para implementar las políticas.
Utilizar el factor sorpresa o la tranquilizadora idea-fuerza de que hay alguien al frente de la nave, con problemas o sin ellos, son armas decisivas que hay que saber usar tal y como ha demostrado la Fed con su anuncio de bajada de tipos inesperado y contundente. Actuación de manual frente a improvisación tardía.