Estamos probablemente ante la noticia que va a marcar el año y con razón puesto que tiene una envergadura en cifras monetarias y de negocio descomunal. Cuando se empieza a hablar de miles de millones sinceramente me pierdo y me suena lejano. El movimiento de los chicos de Gates era no sólo conocido sino esperado, las características de Google le impidían adquirir Yahoo mientras para Microsoft es un caramelo propicio porque cubre sus necesidades y está maduro para ser opada.
Llama la atención que Google sólo haya reaccionado cuando la oferta estaba encima de la mesa y tiene todos los visos de prosperar tarde o temprano lanzándose como única defensa a ofrecer alianzas defensivas con poco futuro y credibilidad. Anticiparse a los movimientos rivales debería contar entre las cualidades de los buenos directivos y más si las intenciones ya estaban publicitadas.
También suena a falsa la declaración de algún importante mandatario del gigante de Redmont hablando de estándares abiertos y respeto a culturas empresariales. Ni es su intención ni creen en ello por lo que estoy muy de acuerdo con Enrique Dans (como casi siempre) respecto a esto.
Esta batalla, aunque se alargue, tiene el final escrito y me despierta más la curiosidad sopesar los futuros movimientos de los contendientes que las ofertas y contraofertas que existirán.