Ante una novedad en el trabajo se puede tener una doble actitud, caer en el malestar y arrinconar el asunto hasta mejores momentos o que no quede más remedio o bien afrontar la cuestión desde el principio para sacarle partido si es que lo tiene. Quizá la decisión de tomar uno u otro camino dependa de considerar las ventajas y los inconvenientes.
La inevitable adopción de medios informáticos y telemáticos en el ámbito empresarial tiene un nuevo paso que dar con la implantación de la factura electrónica tema éste en el que está muy interesada la Administración. Con ese fín se presentó ayer el programa Facturae que nace de la colaboración entre la Agencia Tributaria y el Ministerio de Industria. Este software de acceso abierto, gratuito y garantizado permite que cualquier pyme pueda facturar electrónicamente.
Para acceder a este programa informático, no obstante, es necesario solicitarlo a través de la página facturae.es indicando una dirección de correo electrónico al que envían el enlace desde el que realizar la descarga y la posibilidad de ser informado de las actualizaciones. La verdad es que nos dan máximas facilidades algo que no debería constituir novedad en las relaciones con la Administración.
Las ventajas de la factura electrónica son evidentes tanto desde el punto de vista económico, un ahorro de 2 euros por factura emitida aproximadamente, como medioambiental pero es de temer que tarde en generalizarse como no sea a la fuerza dadas las reticencias de los pequeños empresarios y que se suman a la necesidad de poner de acuerdo a quien emite el documento y quien lo recibe.
En todo caso su uso va a ser obligatorio para la contratación con el sector público a partir de 2009 así es que cuanto antes nos pongamos con ello mucho mejor sabiendo, además, que existen ayudas para ésta y otras acciones de mejora tecnológica en el Plan Avanza.