Reza el proverbio que la primera vez que me engañas la culpa es tuya, pero que la segunda será mía. El sistema financiero ya nos ha engañado no una sino varias veces por lo que dejarnos que nos la cuelen otra vez será nuestra propia responsabilidad desde el escaso margen que nos deja nuestra posición de meros ciudadanos votantes y contribuyentes. Al menos seamos conscientes de ello.
Cuando de la noche a la mañana se aparecen los fantasmas conviene tener en cuenta el principio máximo del toreo: parar, templar y mendar. Pongámonos en primer tiempo de saludo, o sea, parar, reflexionar, intentar ver la situación desde la frialdad.
Paulson y Bernanke se presentan con un plan para salvar el sistema financiero sin cuantificar cifras, actuaciones o controles pero con el mensaje apocalíptico de que o se hace o que Dios nos asista. ¿Qué esperaban?. Lo lógico es lo que ha pasado, que les pongan el máximo posible de pegas. Más que otra cosa porque aquí tenemos todos pasado y ellos más. Paulson, secretario del Tesoro, ligado a Goldman Sachs, Bernanke ha crecido a la sombra de Greenspan, el jefe de campaña de McCain ha percibido sueldos como lobbista de Fannie o Freddie (qué más da) y vete tú a saber que hay debajo de otras alfombras.
Como para confiar ciegamente, vamos. La siguiente pregunta es, ¿estamos exagerando?. Para otro día.