Con el afán de demostrar que los principios que rigen el capitalismo no son tales, el economista Mark Boyle pretende vivir un año de manera digna sin gastar un solo centavo.
El irlandés vivirá en una caravana en Bristol, con un hornillo de leña para cocinar, una ducha con placas solares (¿tendrá algún curso de energía solar?), una bicicleta y un agujero en el suelo para hacer sus necesidades.
Sin dudas, una de las primeras preguntas que se nos viene a la mente es como hará para comer. Boyle le ha restado importancia al tema diciendo que siempre tendrá comida pues “esta sociedad tira a la basura tal cantidad de comida, que basta con acercarse a los contenedores de un supermercado para poder alimentarse».
Boyle representa a la ONG «Freeconomy», y pretende demostrar los excesos de la sociedad de consumo en un mundo en el que miles de personas mueren diariamente de hambre.
El irlandés también cultivará la tierra para «apreciar el valor real de lo que me coma, sobre todo patatas, como buen irlandés».
Mark parece convencido de que logrará llevar a cabo su desafío. Su único temor de no poder completar estos 365 días sin tocar una moneda son los imprevistos: una enfermedad, una lesión o algún problema en su familia.
El economista no no renunciará ni al teléfono móvil, ni al ordenador portátil, aunque aclara que sólo los utilizará cuando lo permitan las baterías, que también se alimentarán de un panel solar instalado encima de la caravana.
Boyle explicó que vivirá el día a día sin importarle lo que suceda mañana. Pretende que su gesto «sirva por lo menos para hacer pensar a la gente en lo condicionadas que están sus vidas por el dinero y en lo poco que piensan en las cosas importantes por su culpa».
No es la primera vez que el irlandés se embarca en un proyecto inusual. Años atrás intentó irse caminando sin dinero hasta la India, pero no llegó más allá de Calais (Francia), donde su incapacidad para comunicarse con los franceses le hizo volver a casa.