Uno tiene la impresión de que los ricos lo son también porque no malgastan su dinero, es decir, que no son tontos ni el típico guiri al que le puedes sablear en la terraza de un bar de Benidorm. Los ricos de verdad no van a Benidorm ni a Marina D´or ni irán al Gran Scala paradigma del snobismo o el timo que se planea en Aragón. Se van a Croacia porque es un lugar discreto, barato para sus parámetros y porque está de moda a través del peculiar boca a boca que funciona en ciertos ambientes y que lo mismo te sirve para una recomendación de inversión (con uso de información privilegiada, no seamos ingenuos) que para conocer las últimas tendencias en moda, turismo o vicios, que de todo hay en la viña del Señor.
Lo mismo ocurre con los impuestos y los ricos. Los millonarios de verdad pagan muy pocos impuestos, para eso existen las sociedades interpuestas, los paraísos fiscales, las Sicav, las fundaciones creadas ad hoc y la ayuda inestimable de abogados, economistas y políticos. Los demás tributamos como debe ser porque no tenemos otro remedio ni otros recursos.
Por eso me parece una idiotez diseñar las políticas tributarias pensando en estos segmentos de rentas altas, eufemismo de rico. Y me parece contraproducente no hacer lo que se debe aunque parezca un esfuerzo superfluo. Se ha comentado que subir el tipo a las rentas altas apenas tendría impacto y tienen razón numéricamente pero sería como enviar una señal: queremos que nuestro sistema impositivo sea realmente progresivo. Y lo mismo habría que hacer para adaptar las normas y que los Beckham y Cristiano Ronaldo de turno paguen impuestos como debe ser y no gracias a una ley pensada para otra cosa. Cuestión de mensajes y de justicia tributaria.
Y si los ricos no vienen que no vengan. Si de todas formas se irán a la Croacia de turno.
Imagen jimmyharris