Los negocios online según The Social Network (I)

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La última película de David «Se7en» Fincher es relevante no tanto por ventilar los chismes, traiciones e indemnizaciones que se reparten entre sí los millonarios accidentales responsables de la fundación del nuevo emporio 2.0 (The Facebook), sino por la faz que muestra de los negocios y los productos online. El retrato que hace de los nuevos emprendedores y los servicios que ofrecen (tan intangibles como imprecisos), deberían ser atendido más allá de la ficción, como una guía para quien desee hacer negocios en el siglo que despunta, y en el medio destinado a devorar todas las facetas del quehacer humano.

La relatividad de las ideas
El primer punto a destacar de The Social Network es la nula relevancia que concede a la autoria de las ideas, y como se decanta por lo que podríamos llamar «colaboración forzada», y que legalmente se conoce como plagio.

En la cinta se presenta la semilla de The Facebook:
dos hijos consentidos de Harvard (aspirantes a la competencia olímpica de remo) contratan verbalmente a un exitoso nerd (Mark Zuckerberg, interpretado con desesperante fidelidad por Jesse Esenberg). El nerd no sólo no hace el trabajo que le encomiendan (el desarrollo de un sitio de contactos donde las chicas del exterior podrán elegir chicos de Harvard), sino que toma la idea y le da la vuelta: crea un sitio de contacto donde «revivir la experiencia del colegio«, y que concentre en perfiles la información que los usuarios deseen compartir con otros usuarios.

Zuckerberg, nos relata la cinta, toma la idea de sus jefes, la mejora, la hace propia («sin tocar una sola línea de su código»)… y se hace billonario.

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