A 20 años del “Lunes Negro” su fantasma sigue vigente.

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Un 19 de octubre pero de 1987, Estados Unidos sufría la mayor crisis bursátil de su historia, generando consecuencias aún mayores que la propia «Crisis del 29».

Ese día, conocido como «Lunes negro» la Bolsa de New York se desplomó ocasionando pérdidas a particulares y empresas por un total de 550.000 millones de dólares.

A modo de ejemplo Bill Gates perdió 255 millones de dólares (aunque la historia demostraría luego que no le afectó demasiado).

El más importante índice de Wall Street, el Down Jones perdió en un abrir y cerrar de ojos 508 puntos, cayendo un 29% y a pesar de que la Reserva Federal emitió un comunicado que calmó un poco los ánimos, no fue suficiente para evitar las cuantiosas pérdidas.

Las causas para el desplome fueron varias pero entre las principales se encuentra la gran especulación bursátil, en tiempo en que las empresas se dividían y revendían por partes. El alza de los tipos de interés también puede ser tomado como otra de las causas e incluso el gran déficit público generado por la administración Reagan también tuvo su parte de culpa. Hilando más fino podemos encontrar causas como la depreciación del dólar y el alza de petróleo (¿les suena conocido?) o incluso el ataque por parte de los Estados Unidos a un par de petroleras iraníes.

Si tomamos en cuenta el escenario en el que nos encontramos hoy, con un dólar débil frente al euro, el petróleo en alza, la crisis inmobiliaria y un posible ataque de EEUU a Irán no sería descabellado pensar que puede acontecer una desplome de la bolsa.

Sin embargo, los bancos centrales están al tanto del antecedente por lo que a lo sumo lo que puede pasar es una caída sucesiva de las bolsas, puesto que inyectando liquidez se pueden ir subsanando las grandes crisis.

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