El mes de enero contabilizó una media de unas 15.000 afiliaciones menos al régimen especial de autónomos tanto agrarios como no agrarios. Son sin duda malas noticias pero matizables. Muestran un aspecto de la crisis que está afectando a las pequeñas empresas, micropymes.
Pero el ajuste lento, inexorable del número de afiliados tiene sus causas y no se remedian con lacitos verdes ridículos ni sumándose a lo que diga la CEOE. Había un exceso tremendo de autónomos, bien por «paracaidismo», bien por ser falsos autónomos.
Asimismo, muchos autónomos se han sumergido en las procelosas aguas de la economía B. El coste de seguridad social bien puede ahorrarse y que nadie me venga a rebatir con lo políticamente correcto.
Y, por último, están quienes realmente pasan la dificultad de no conseguir trabajos porque no hay. Son fundamentalmente los ligados a la maldita construcción.
Quizá los autónomos deberían pedir algo más que un 5% de rebaja en los módulos. No sé, lo digo por probar.
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