Ante la incertidumbre económica que caracteriza una recesión, las pequeñas y medianas empresas (pymes) se encuentran frente al reto de no solo sobrevivir, sino también de fortalecer su posición en el mercado. Expertos en gestión empresarial destacan la importancia de la preparación y la adopción de estrategias proactivas para enfrentar estos períodos difíciles. Entre las recomendaciones clave se encuentra la fortaleza de la posición de efectivo, sugiriendo la creación de fondos de reserva y la exploración de líneas de crédito anticipadas, lo que permite a las empresas manejar mejor los bajones en ventas o retrasos en los pagos.
Una diversificación de la base de clientes es también esencial para minimizar los riesgos asociados a depender de un número limitado de clientes. La eficiencia operativa surge como otro pilar fundamental, instando a revisar procesos y buscar maneras de aumentar la productividad, como la automatización de tareas y la negociación con proveedores, sin dejar de lado la importancia de mantener la flexibilidad para adaptarse a cambios en el mercado.
El capital humano juega un rol crítico en estos momentos, y se subraya la necesidad de invertir en la capacitación y desarrollo del equipo. Esta inversión no solo mejora la eficiencia y la moral, sino que también alienta la lealtad del equipo. Paralelamente, mantener y fortalecer las relaciones con los clientes existentes es vital, enfocándose en ofrecer valor excepcional y atención al cliente destacada para fomentar su lealtad y generar referencias.
Finalmente, se remarcó que las pymes deben mantener una visión a largo plazo, preparándose para la recuperación post-recesión para aprovechar las oportunidades de crecimiento. Seguir estas pautas no solo permitiría a las pymes sobrevivir a los tiempos económicos difíciles, sino salir de ellos más fortalecidos, listos para expandirse y capitalizar nuevas oportunidades de mercado.