Hasta hace menos de seis meses, un barril de crudo a 100 dólares era algo inconcebible: los economistas decían que llegar a esa marca significaría el colapso de la economía mundial. Pero, ahora, con un crudo que ya se cotiza a 126 dólares por barril, el apocalipsis tiene una nueva marca y una nueva echa: 200 dólares al 2010.
Y con ello, el escenario que se prevía deberíamos estar viviendo en estas echas post-100 dólares por barril se traslada a ese futuro: la desaparición de la industria automotriz, el encarecimiento y la escasez de los alimentos a níveles mundiales e inéditos, la nueva supremacía en el orden mundial de Venezuela, Irán y Rusia…
La pregunta entonces es: ¿Estamos ante un fenómeno natural e inevitable o una consecuencia, nuevamente, de un carrera especulativa? La actual crisis es fruto de un mercado que apostó por los valores del momento: la movida hipotecaria, y ahora sufrimos las consecuencias de economías incapaces de encontrar nuevos motores para crear desarrollo y bienestar.
Esta apocalipsis petrolera que de la que los economistas nos alertan con los brazos cruzados, ¿a quién beneficia? ¿Quién la produce antes de que los mercados saneen la actual debacle? Los emporios del combustible reciben beneficios cercanos al 20% este último trimestre (como Exxon).
¿No es hora de meter el freno en alguna parte? ¿O debemos seguir escuchando en silencio a los analistas que hablan de «millones de muertos de hambre» como quien cuenta calderilla?
Fuente | Clarín