Los expertos del asunto creen que la prostitución, el tráfico de drogas y el contrabando forman parte de la riqueza de un país y que, por tanto, deben ser incluidos en el PIB. Nada que objetar, es cierto. Otra cosa es que las actividades mencionadas sean lícitas o no, en ese caso hablamos de cuestiones morales pero no económicas.
El tráfico mercantil de una prostituta equivale al tráfico mercantil de otro empresario haciendo abstracción de las implicaciones sociales que ejercitar la profesión más antigüa del mundo pudieran tener. Lo mismo podría decirse de otros negocios decididamente ilegales.
Lo curioso del caso no es tanto que este factor junto a otros pudiera servir para una eventual legalización de algunas de estas actividades sino que en cuanto a España le va a perjudicar. ¿Por ser la puerta de Europa a la entrada de la droga?, ¿por ser un paraíso para el proxenetismo al considerar a la prostitución como algo alegal?. No, porque estando a la vanguardia en estas cuestiones veremos incrementado nuestro PIB y deberemos contribuir más a la UE.
Da pena ser más ricos a costa de esto pero es lo que hay.