La principal causa para que una empresa no se constituya no tiene otro origen que la expectativa de negocio y que la propia forma societaria se adecúe a los objetivos mercantiles de las personas que la integrarán. Las trabas y costes administrativos son el siguiente obstáculo a considerar y no son menores.
Por ello suena bastante bien la intención del ejecutivo de reducir los trámites hasta el punto de que pueda crearse una empresa en 24 horas. Ya existía la fórmula de la Sociedad Limitada Nueva Empresa que en tres días podía estar operativa pero con limitaciones y una denominación bastante pobre.
Esperemos que esta nueva fórmula sirva para fomentar el autoempleo, verdadero talón de Aquiles de la economía española, y tampoco vendría de más que también se facilitara la liquidación y disolución posterior. Todo se andará.
Enlace: El País.
