España alberga 17 unicornios y se posiciona en el 9º lugar de Europa, revela informe reciente

España ha logrado posicionarse como el noveno país europeo en el ranking de ecosistemas de startups, contando actualmente con 17 empresas denominadas unicornios, aquellas que alcanzan una valoración superior al milmillón de dólares. Este notable logro refleja el vigor del entorno tecnológico nacional, que no solo ha duplicado su valor hasta superar los 110.000 millones de euros en un periodo de cinco años, sino que se proyecta alcanzar o sobrepasar los 112.000 millones de euros para el cierre de 2025.

A pesar de la desaceleración global en el ámbito del capital riesgo, la primera mitad del presente año ha visto una inversión de 1.950 millones de euros en el sector tecnológico español, superando el total invertido en todo el año 2024, que fue de 1.900 millones. Esta intensidad en la inversión destaca en un contexto en el que España ha realizado 672 operaciones en el año pasado, convirtiéndose en líder en número de rondas de financiación, aunque aún enfrenta desafíos en el cierre de rondas de inversión superiores a los 100 millones de euros, una habilidad que otros ecosistemas más avanzados ya dominan.

El crecimiento del sector no es meramente cuantitativo; refleja un ecosistema en maduración, donde las empresas emergentes no solo prosperan en áreas clave como la inteligencia artificial, climate tech y los pagos digitales, sino que también exploran modelos financieros innovadores como venture debt e inversiones corporativas, amasando más de 4.300 millones en 2024 sin comprometer significativamente el capital de los fundadores. Esto denota un avance hacia la madurez y la confianza en el ecosistema tecnológico español.

Sin embargo, más allá del éxito numérico, el incremento en el número de unicornios tiene implicaciones más profundas para España y Europa: subraya la necesidad de cultivar un ecosistema de startups propio y reducir la dependencia de modelos externos, abogando por una mayor soberanía tecnológica. A nivel de la Unión Europea, esto ha impulsado iniciativas para reducir las cargas burocráticas y fomentar el apoyo a estas compañías, las cuales generan casi 10.000 millones de euros anuales. Aunque a menudo se enfrentan a más regulaciones que en lugares como Estados Unidos, donde el acceso al mercado bursátil es más sencillo para las tecnológicas, la presencia de estos unicornios resalta el talento y la capacidad del país.

En última instancia, el objetivo de España no es solo figurar dentro de este ranking, sino también mejorar la colaboración público-privada para facilitar el avance de estas startups. Esto no solo tendría repercusiones económicas, sino que contribuiría a una estrategia nacional más amplia, promoviendo la creación de empleo en el sector tecnológico, la exportación de talento, el fortalecimiento del posicionamiento internacional de España y, por supuesto, la reducción de la dependencia externa. Este logro no es solo un hito aislado, sino un significativo paso adelante en la afirmación de la capacidad de España para competir y avanzar con confianza en el escenario tecnológico global.

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