Las vicisitudes de la deuda pública española siguen haciendo de las suyas. A la espera de que la Unión Española de un aprobado definitivo al plan de austeridad del Gobierno, los inversores siguen con resquemores.
Los mismos solicitan al Tesoro más seguridad o, lo que es lo mismo, más rentabilidad. La prima de riesgo, que mide la diferencia entre el interés a pagar en los bonos a diez años y sus homólogos alemanes, y que se entiende como la referencia a seguir en el mercado, se disparó ayer por encima de los 200 puntos básicos.
Eso quiere decir que estamos en presencia de un nuevo máximo desde la creación del euro. Esto no hace más que revelar la la desconfianza reinante sobre las posibilidades de reconducir el déficit en España.
La ecuación es sencilla: A menos seguridad, más coste para España.
A estos problemas se une el caso de los seguros de protección contra el impago (CDS en términos financieros), los cuales siguen avanzando y cotizan por encima de los 208 puntos básicos. Estos instrumentos reflejan la mayor o menor posibilidad de impago que otorgan los inversores a las emisiones soberanas.
Con las bolsas en rojo, y el euro debilitándose, habrá que esperar si se conocen algunas medidas para palear esta situación.