Según datos del Banco de España, los inversores extranjeros han pasado de 612 a 560 en un año, una caída del 13,4% del 2007 al 2008.
La cifra, además, refleja una caída de más del 40% de los inversores significativos en los últimos diez años, cuando eran 100 los particulares y las sociedades con participaciones del 0,25% en alguna entidad española.
La desbandada es un reflejo del momento que viven los mercados, en donde la otrora rentable participación en bancos ha pasado a ser una actividad de riesgo inversor, y ha sido relegada por el nuevo brillo de las comodities, el petróleo y las telecoms. Los inversores no distinguen a la banca herida de la que aún produce buenos dividendos (como BBVA o Santander).
Las cifras también son una consecuencia de la caída del ladrillo, al que muchos inversores extranjeros apostaron, y y que ahora, para evitar más pérdidas, han abandonado, retirando sus participaciones.
Fuente | Negocios