La constricción es el mejor resorte para obtener buenos resultados. Asumir compromisos futuros y reducir la propia participación para incrementar el trabajo de los otros son estrategias que fructifican en un mayor beneficio personal.
Por ejemplo, aceptar un nuevo trabajo cuando no hay necesidad de ingresos extras a simple mención parece un disparate, pero implica un doble beneficio: los recursos, por un lado, y el compromiso del trabajo a futuro, por el otro: nos obliga a una planeación futura. Aquellos realmente productivos no saben lo que van a hacer antes que lo que están haciendo. Limitar el tiempo libre el día de mañana nos beneficia hoy.
Otro ejemplo: limitar tu participación en una empresa familiar. El primer impulso es cubrir totalmente los gatos del emprendimiento de alguien que nos importa, pero piénsalo dos veces: refrenar ese impulso obligará a buscar inversores externos, cuyas finanzas serán más beneficiosas para el proyecto.
Toda disciplina es buena, pues nos obliga al ejercicio de la contención y la proyección, y la potencia los recursos propios. Trabajar y vivir bajo limitaciones en el hacer y el tener es el más puro espíritu de la economía: administrar con un ojo en el futuro y en la sustentabilidad.
Fuente | Freakonomics