Aunque se trata de una figura cara a los manuales de autoyuda, el líder, un especialista en gestión y liderazgo, es una figura vital para todo emprendimiento y proyecto. Está fuera de toda duda que la energía y la proactividad siempre emanan de una figura y contagian a la tripulación. Pero, en tiempo de crisis y desaliento ¿cómo mantener ese liderazgo?
Potenciando las 7 características del buen líder
1. La habilidad de inspirar
En tiempos duros, el trabajador necesita una figura que le asegura que todo va a estar bien, y un punto de referencia de que cada acción tiene un sentido. Un buen líder es ese refugio donde la gente puede confesar y exorcizar sus temores
2. La capacidad de comunicar
En tiempos duros, puertas abiertas y participación colectiva. Cuando es necesario hacer más con menos, entra en juego la comunicación horizontal. Hacer saber a todos los eslabones en la cadena de producción el valor de su participación y los sacrificios por acometer.
3.Resultados es igual a credibilidad
Un buen líder no hace promesas irreales, por motivadores que puedan resultar. Si no se notan los frutos, el miedo y el desánimo cunden. Es preferible bajar las expectativas, pero acrecentar los tiempos de obtención de resultados.
4. Busca el beneficio
En tiempo de crisis es vital definir prioridades, y en como número 1 deben estar las actividades que dan rápidos beneficios, aunque sean mínimos, e idealmente aquellos procesos que requieren de un mínimo de inversión.
5. Evita los despidos
Aunque es la medida más socorrida, lo peor que se puede hacer para una empresa es el despido. Cuando la gente ve que otros pierden su empleo en la organización, se centra en su situación y se preocupa por su futuro, más que por su trabajo actual. Es preferible recortar gastos, sueldos y jornadas de trabajo antes que enfrentar el desánimo que implica el paro.
6. Aprende a vivir en un nuevo medio
La economía se reinventa, y con ello la planta productiva. Todos somos peces fuera del agua, y debemos aprender nuevas habilidades para sobrevivir y crecer. La figura del líder reservado, fuerte y agresivo está fuera. Ahora se imponen los jefes que valoran el talento, la creatividad y que son humildes en sus dudas y transparentes en sus decisiones.
7. Reten el talento
El nivel de incopetencia era el sello del antiguo líder: dispuesto a pasar por encima de cualquiera de sus empleados para no ser descubierto en su incapacidad para no ser otra cosa que un jefe. Lo que se requiere ahora es un líder capaz de la simbiosis con lo mejor de su gente, con un olfato para descubrir el talento y el carisma para retener a los miembros más valiosos de su equipo.
Fuente | SearchCio