En 2024, las familias españolas registraron un aumento significativo en su capacidad de ahorro, alcanzando el 7,1% de su renta disponible bruta en el tercer trimestre, lo que representa un incremento relevante en comparación con el 5,5% observado en el mismo periodo del año anterior. Este crecimiento en la tasa de ahorro ha sido impulsado por varios factores esenciales, entre los que destacan la mejora en el empleo y los salarios, que han aumentado los ingresos de muchas familias permitiéndoles destinar una mayor parte de su renta al ahorro. Adicionalmente, el descenso en la inflación ha jugado un papel crucial al reducir la presión sobre el poder adquisitivo de los hogares, facilitando así un incremento en la capacidad de ahorro. Otro factor importante ha sido la remuneración de los depósitos, pues ciertas entidades financieras han empezado a ofrecer mejores condiciones en los depósitos bancarios, lo que ha incentivado a los ahorradores a incrementar sus depósitos.
El impacto de estos factores se ha visto reflejado no solo en un incremento en la tasa de ahorro, sino también en el aumento de la riqueza financiera de las familias españolas, la cual alcanzó un nuevo máximo histórico en el tercer trimestre de 2024, situándose en 3,074 billones de euros. Este notable crecimiento de la riqueza financiera demuestra una gestión financiera más prudente por parte de los hogares, así como una mayor acumulación de activos.
Sin embargo, a pesar de estos resultados positivos, se subraya la importancia de que las familias continúen gestionando sus finanzas de manera responsable. La necesidad de diversificar las fuentes de ingresos y mantener una planificación financiera sólida son aspectos clave enfatizados para asegurar la estabilidad económica a largo plazo, especialmente ante posibles fluctuaciones económicas que podrían presentarse en el futuro.