En Polonia hay universidades con premios Nobel cuyas fotos cuelgan de las paredes, en España como mucho hay alguna que puede presumir de haber concedido el honoris causa a Mario Conde. Así son las cosas. Más de uno pensará que tampoco importa tener premios Nobel, que es mejor regalarles el dinero a personas ya de por sí multimillonarias ya que eso atrae talento y aumenta el consumo. Será curioso comprobar que quienes sostienen este argumento son los que más claman contra el despilfarro.
Subyace el prejuicio de que rebajar impuestos es siempre mejor que cualquier otra opción incluida la de justicia impositiva. Y también se aducirá que establecer un tipo impositivo alto a las rentas altas va a provocar la fuga de talentosos ejecutivos que traen clientes y dinero consigo. Poco han ayudado éstos a que la crisis se comportara diferente a como temíamos en España por lo que no sé si alguien les llorará.
La broma nos ha costado 500 millones de euros. Para meditarlo sí que es.
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