En Italia tienen una de las economías sumergidas más importantes del mundo por no decir la mayor hasta el punto de que la tienen valorada, en torno al 40% de su PIB, lo que les sirve para entrar en el selecto grupo del G8 por ejemplo, donde no estaría reflejando únicamente las cifras oficiales.
Los gobiernos trasalpinos vienen tomando medidas para hacer frente a este problema desde hace ya bastante tiempo y una de las más llamativas es decretar el método de pago de deudas por encima de los cien euros de importe que sólo se podrán pagar a través de medios electrónicos, con tarjeta vamos.
Aparte de que todos estos métodos tan «directos» suelen tener una efectividad limitada pues las maneras de salvar las trabas pueden multiplicarse, agudizando el ingenio aún más y abiendo nuevos terrenos para la economía no oficial, también cabe preguntarse desde la distancia si los gobernantes han pensado en los gastos que usar la tarjeta genera (por lo menos en España donde es un chollo para los bancos) y si éstos se podrán desgravar en la declaración de la renta.
Es muy fácil legislar pensando sólo en uno de los vértices de un problema pero no observando la globalidad social. Si esta ley se hubiera implementado en Estados Unidos la tendríamos aquí en pocos años, siendo en Italia puede que no se copie pero el peligro está ahí.
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