Simplemente no puedo estar de acuerdo con algunas de las opiniones vertidas respecto al efecto que la nueva fiscalidad tendrá sobre los valores y depósitos. Se le achaca, por un lado, que favorece a las rentas altas al aplicar un tipo único del 18% a las ganancias conseguidas frente a lo vigente hasta ahora que podría llegar al 45% en el caso de rentas altas. En este punto no queda más remedio que estar de acuerdo y es de prever que muchos inversores traten de aprovecharlo.
Lo que no parece nada claro es que esta fiscalidad favorezca la especulación sino más bien al contrario. Que exista un tipo único sobre el ahorro, inferior al gravamen mínimo que existirá y que se sitúa en el 24%, dota al complejo sistema del Impuesto sobre la Renta de neutralidad, es decir, que las decisiones de los agentes no se vean condicionadas por el fisco o que lo hagan en la menor medidad posible.
A partir de ahora, todos los inversores y ahorradores sabemos a cuánto tributan nuestros beneficios y no si tenemos que esperar un año o si estaré o no dentro de los índices correctores. Basaré mis decisiones en la rentabilidad y los impuestos serán un dato pero no una variable.
Es la neutralidad, no la especulación lo que se ve favorecido.