Si tienes una cuenta bancaria que no usas, sería prudente considerar cerrarla. Mantener cuentas inactivas puede presentar inconvenientes y riesgos, como comisiones de mantenimiento que se cobran incluso sin realizar movimientos. Estas tasas pueden mermar el saldo existente o generar un descubierto con sus respectivos intereses, lo cual puede ocasionar deudas inesperadas.
Además, las cuentas inactivas representan un blanco atractivo para los estafadores. Pueden ser utilizadas para el blanqueo de dinero, la contratación no autorizada de productos financieros, o incluso servir como puerta de entrada para el fraude cibernético y la suplantación de identidad. Así, mantener una cuenta que no se utiliza no sólo implica un desorden financiero, sino que también constituye un riesgo de seguridad.
Otro aspecto a considerar es el caso de las cuentas olvidadas que aún poseen dinero. Dependiendo de la normativa del país y la política del banco, si una cuenta permanece inactiva durante un largo periodo, los fondos pueden ser retenidos o incluso transferidos a la administración pública, complicando su recuperación posteriormente.
Para evitar estas situaciones, se recomienda cerrar las cuentas bancarias que no se están utilizando. Antes de proceder, es importante asegurarse de no tener recibos pendientes o domiciliaciones activas, retirar cualquier saldo disponible, y solicitar formalmente el cierre de la cuenta, asegurándose de obtener un justificante. Esta simple acción puede prevenir futuros dolores de cabeza y complicaciones financieras.