La deuda pública ofrece refugio, pero muy escasos beneficios. De la renta fija, mejor no hablar. Si se desean buenos beneficios a un plazo mediano (entre 3 y 7 años), la alternativa llamada a cobrar mayor fuerza es la deuda corporativa. Los bonos de las empresas necesitadas de financiación.
Los títulos de deuda privada funcionan de manera análoga a los de la deuda pública, pero su rentabilidad es muy diferente, si bien existe un riesgo más alto.
No debe obviarse que el segundo factor que profundizó la actual crisis es la deuda privada, pero un experto en bonos corporativos puede retener sus títulos hasta el último minuto y ganar beneficios de entre el 3 y el 17% anual.
La renta corporativa permite diversas modalidades de inversión. Desde la inyección a pie para el inversor particular hasta la participación a través de los fondos de bonos.
Para iniciar, y no se desea asumir grandes riesgos por una rentabilidad del 3 al 7% a 3 años, se pueden elegir los títulos de las empresas con salidas al mercado exterior y proyectos que garantizan una buena caja: Unión FENOSA, BBVA y Vinci.
Algunos analistas, dentro de este contexto, recomiendan con seguridad los bonos de las cajas de ahorro (como Bancaja y CAM): se trata de emisiones respaldadas por el estado (quien no permitiría una quiebra) y con una rentabilidad entre 5 y 7 puntos por encima de la deuda pública.
La opción para los más cautos son los fondos de bonos: manejados por expertos, pueden compensar las pérdidas con la interacción de diversos productos con el plus de una menor carga fiscal (no están gravadas las plusvalías entre el precio de compra y el precio de venta).
Fuente | Estrategias de Inversión