Este 2025, las pensiones en España han experimentado una nueva subida, marcando diferencias significativas entre las contributivas y no contributivas. La revalorización ha sido del 2,8% para las pensiones contributivas, siguiendo la lógica de preservar el poder adquisitivo ante la inflación del año anterior. Este incremento también se aplica a las pensiones del Régimen de Clases Pasivas.
Sin embargo, este aumento no ha sido uniforme para todos los pensionistas. Las pensiones mínimas contributivas se han elevado cerca de un 6%, mientras que las no contributivas de jubilación o invalidez han visto un alza aún mayor, del 9%. En particular, las pensiones por viudedad con cargas familiares o con cónyuge a cargo se han incrementado en un 9,1%, brindando un apoyo adicional a estos colectivos más vulnerables.
Para las personas que reciben una pensión contributiva estándar, el ajuste del 2,8% podría contribuir ligeramente a mejorar su nivel de vida, aunque tal vez no sea perceptible si los costes de vida continúan aumentando. Por otro lado, el aumento del 6% para los pensionistas de la mínima promete una importante diferencia, facilitando la gestión de sus gastos mensuales.
Sin duda, donde el impacto de la subida se percibe con mayor fuerza es en las pensiones no contributivas, con un incremento del 9%. Dada la modesta cuantía de partida de estas pensiones, cualquier aumento resulta significativo para el bienestar diario de sus beneficiarios. Asimismo, para aquellos con cargas familiares o dependientes, el incremento aproximado del 9,1% representa un alivio tangible ante sus mayores gastos fijos.
Con estas medidas, el sistema de pensiones español demuestra un enfoque más benévolo hacia los sectores más desfavorecidos, evidenciando que las mejoras son especialmente notables para quienes están en la franja baja o reciben pensiones no contributivas. Sin embargo, aquellos con pensiones contributivas medias o altas pueden sentir que el aumento es insuficiente frente al avance del coste de vida.