El retorno técnico de la energía (RTE) es el cociente entre la potencia energética de un recurso y la propia energía necesaria para su producción. Lógicamente este cociente debe ser superior a 1 para que la fuente sea viable. Si la calidad del recurso es baja también bajará el RTE.
Esta introducción debe complementarse con la certeza teórica y práctica de que la extracción de petróleo tiene, en términos de RTE, un comportamiento curvilíneo de tal modo que cuando llega al máximo después se alcanza una meseta para luego descender. No es cierto, por tanto, que haya combustible para los próximos 90 años porque una cosa es que se pueda extraer ese crudo y otra muy distinta que tenga RTE superior a 1.
Hoy día salvo Bolivia, Irak, Kuwait, EAU y Arabia Saudí el resto de yacimientos importantes están en meseta cuando no descendiendo al tiempo que los nuevos yacimientos son cada vez más pequeños y consiguientemente menos longevos en cuanto a RTE. Y a pesar de las novedades tecnológicas no se consigue torcer la tendencia de la curva descrita. Algo similar ocurre con otras fuentes de energía, entre ellas el uranio que muchos ven salvador.
La consecuencia debe ser que, puesto que las energías renovales tienen RTE atractivos, cuanto antes nos pongamos a desarrollarlas en serio mucho mejor. Ahora costará más pero no queda más remedio.
Quizá no haya burbuja después de todo. Hay que agarrar el toro por los cuernos.