La sostenibilidad ha dejado de ser un valor añadido para convertirse en una exigencia en el ámbito de las startups, especialmente en aquellas enfocadas en el medio ambiente, lo que representa una notable oportunidad de negocio para los inversores. Este cambio de paradigma significa que para las empresas emergentes, tanto aquellas en fase de desarrollo como las que buscan inversión, es crucial comprender y adaptarse a lo que los fondos de inversión priorizan actualmente.
En España, el ecosistema startup ha experimentado un crecimiento significativo, destacándose el sector de la tecnología climática y la inteligencia artificial. Con una financiación aproximada de 1.900 millones de euros recibida en 2024, las startups españolas superaron esta cifra ya en los primeros seis meses de 2025, ubicando al país como el séptimo mercado en volumen de inversión en Europa. Este entorno favorable se ve impulsado por el creciente interés en startups que no solo buscan ser rentables y escalables, sino que también incorporan medidas de sostenibilidad, como la gestión eficiente de su huella de carbono, la economía circular y el cumplimiento de criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).
Los inversores, hoy en día, priorizan aspectos clave como un modelo de negocio claro y escalable, la medición del impacto ambiental con datos concretos, la transparencia en la gobernanza, ventajas competitivas tecnológicas o de mercado, alineación con regulaciones y, fundamentalmente, un impacto real y demostrable. Estos criterios reflejan un cambio en las reglas del juego, donde el retorno de inversión sigue siendo importante, pero se valora en igual medida el impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad.
Para las startups ‘green’, esto implica la necesidad de incorporar estas prácticas en su estrategia, desde la fase de conceptualización de su propuesta de valor hasta la planificación de su expansión y escalabilidad. Hablamos de medir y comunicar el impacto ambiental, de integrar la sostenibilidad como un motor de crecimiento en su modelo financiero, de fomentar una cultura de transparencia y de anticiparse a regulaciones y estándares sectoriales.
En un panorama donde la sostenibilidad se ha convertido en un requisito esencial, las startups que logren alinearse con estos principios no solo estarán mejor preparadas para atraer inversión, sino que también contribuirán activamente a la transición hacia un modelo económico más verde y sostenible. Este enfoque no solo beneficia al medio ambiente, sino que representa una ventaja competitiva sustancial en el mercado actual.








