Las agencias de calificación son un anacronismo en un mundo económico bajo los principios capitalistas. O deberían serlo. Son jugadores más que árbitros como bien comenta Vidal-Folch en El País hoy mismo. Pero nadie les mete mano como se dice vulgarmente, ¿por qué? No creo que se deba a falta de coraje por parte de la UE que ya se las ha visto con mayores gigantes como Microsoft. Quizá haya otras razones pero se me escapan.
Lo que sí tengo claro son dos cosas:
– Son responsables en gran medida de los desmanes económicos sucedidos, cinco días antes de caer Lehman ponían la mano en el fuego por su deuda.
– Su credibilidad es muy escasa no sólo por lo anterior sino porque además no hay un protocolo que gestione su actuación cara al futuro.
Mucho me temo que seguirán las cosas igual.
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