En el mundo de las inversiones, existe una estrategia que promete ofrecer rentabilidad sin los sobresaltos típicos del mercado: la combinación de fondos cotizados (ETF) y productos de ahorro garantizado. Esta táctica permite a los inversores proteger su capital mientras persiguen ganancias atractivas, desmitificando la creencia de que es necesario arriesgar mucho para obtener buenos retornos.
Los ETF, por su naturaleza híbrida entre fondos de inversión y acciones, permiten una diversificación amplia con costes bajos, y su flexibilidad en cuanto a compra y venta los hace atractivos para todo tipo de inversores. Además, la variedad de ETF disponibles en 2025 abarca desde tecnología hasta energías renovables, lo que brinda opciones para todos los gustos y necesidades. Por otro lado, los productos de ahorro garantizado ofrecen la tranquilidad de saber que el capital está protegido, representando una opción sólida para aquellos que desean evitar sorpresas desagradables.
La clave de esta estrategia yace en encontrar el equilibrio adecuado entre ambos tipos de productos. Algunos inversores podrían optar por una distribución de 80% en productos garantizados y 20% en ETF para minimizar los riesgos, mientras que otros más audaces podrían decantarse por una relación de 70% en ETF si buscan mayores rendimientos y están dispuestos a tolerar cierta volatilidad.
Lo más importante, sin embargo, no es la distribución exacta, sino establecer una estrategia clara que sea revisada periódicamente, adaptándola a los cambios en la situación personal del inversionista, así como en el mercado y objetivos financieros. Esta combinación de fondos cotizados y productos de ahorro garantizado demuestra ser una estrategia prudente y efectiva para hacer crecer el dinero sin quedar inmovilizado por el temor a las fluctuaciones del mercado.