En el primer trimestre del año, y según las Cámaras de Comercio, la economía española acusó los efectos de la desaceleración mundial y las crisis que desde varios frentes amenazan al equilibrio financiero mundial. El índice de crecimiento económico fue del 2,8% en este periodo.
Un resultado que refleja la baja en el consumo familiar, la difícil situación del sector inmobiliario (pocas inversiones, vivienda cara), la confianza en números rojos de las empresas y particulares, un retroceso en las importaciones y una baja en las exportaciones, fruto de la fortaleza del euro y su valor al alza en el cambio.
La mano de obra también refleja la crisis: el número de personas en el paro se ha incrementado un 11,7% más que en el mismo periodo del año pasado. La mayor parte del empleo destruido proviene del ramo de la construcción, de muy difícil reconversión laboral.
Entre los pocos sectores que mantiene un crecimiento sostenido están los bienes de equipo (maquinaria industrial y sus relacionados) con un repunte del 5%, seguido por el sector servicios.
Las Cámaras de Comercio creen que al corto plazo las cifras no cambiarán, y que nos veremos el resto del año con cifras aún inferiores en el crecimiento, las exportaciones y la creación de empleo, todo en un contexto de crecimiento para la zona euro que no rebasará el 1,2%.