¿Quién dijo miedo? En tiempos económicamente difíciles, la capacidad para hacerse con los beneficios de la creatividad para superar las adversidades puede marcar la diferencia.
En una lista imaginaria de negocios estúpidos de la era moderna, pero que acabaron en emporios económicos muy solventes, verdaderamente solventes, ninguno de los que figura en ella parecía tener el más mínimo futuro cuando nacieron como ideas.
¿Qué es lo que hace que una idea de negocio original no sea valorada? Pues, precisamente su originalidad. Su concepto transgresor o rupturista es lo que la convierte, a ojos de mucha gente, en inviable.
Inviable fue la idea de aquel muchacho que propuso vender los píxeles de una imagen en la pantalla de un ordenador y que acabó por convertirse en la ‘Million Dollar Homepage’, ‘La página del millón de dólares’. Un millón de píxeles a un dólar cada uno.
Alex Tew, su autor, hizo de una idea de negocio estúpido una oportunidad para hacerse millonario. Nadie contaba con la curiosidad y la ociocidad del público de Internet.
Otra idea tonta. Gafas para perros, sí, gafas para que los perros puedan ver. Adaptadas a su anatomía. Una tontería que hoy vende en Internet anteojos como rosquillas en la web de Doggles.
Los bolsos para pañales parecen bolsas para los congelados. Eso lo vio Christie Rein como un problema. Su solución fue hacer bolsas para las mudas de los niños pequeños de diseño o personalizables. Hoy tiene más de veinte estilos diferentes y un centenar largo de boutiques en todo el mundo.
¿Y si Santa Claus contestara a las cartas de los niños en persona desde una dirección postal en el Polo Norte? Una estupidez que le ha producido pingües beneficios a Byron Reese, con su SantaMail.
Las oportunidades de negocio creo que están donde la creatividad se abre a la oportunidad para fundirse en un abrazo, el negocio brillante. El comienzo de un futuro brillante.
Oportunidades de negocio estúpidas que crearon leyendas.