La caída de las inmobiliarias parece ser que ya estaba pronosticado por algún gurú, como destaca El País con Tom Barrack, aunque haya llegado algo más tarde a Europa con España como ejemplo destacado.
Me parece curioso el ejemplo que puso el millonario aludido y que se basaba en que la bolsa es como el polo y, por tanto, «cuando entran los amateurs se vuelve peligroso porque éstos tienen más vísceras que cabeza».
No digo que no tenga razón pero ya de por sí el deporte puesto como imagen de la metáfora, con bastante tufillo elitista, viene a demostrar la concepción que desde ciertas esferas se tiene de los negocios. Quizá les gustaría decir que hay ciertos campos que deberían estar vedados en exclusiva para ciertas clases o castas, pero no pueden porque la democracia del dinero ha llegado a todos los rincones con o sin parqué. Lo que hacen estas élites inversionistas consiste más bien en sacar partido de sus ventajas y cuando éstas se agotan, cambian a otro sector, se aprovechan al máximo y así sucesivamente.
Por eso también es posible preguntarse si estos profesionales no tienen cierta culpa del «engorde» que cíclicamente afecta a sectores determinados, ha habido bastantes más burbujas aparte de la del ladrillo. Lo cierto es que las inmobiliarias están sobrevaloradas y acabará habiendo una corrección más o menos tranquila pero no creo que caótica hasta el punto de desbaratar el ciclo económico.
Y volviendo al ejemplo del magnate de los bienes raíces, a lo mejor sería bueno preguntarle al caballo a quién prefiere: profesionales o amateurs.
Vía: El País.