Negocios, leyes y retrasos

bola.jpgTreinta años es una buena cantidad de tiempo, algo más que el período estimado para una generación (25 años) por ejemplo, en cuyo lapso pueden cambiar las circunstancias de manera trascendental. Y, con ello, las leyes que pudieran ser válidas en un momento determinado, seguramente dejan de tener sentido una vez pasado el tiempo.

Curiosamente en Filadelfia han decidido o se han percatado ahora que hace más de treinta años se prohibieron las adivinaciones por dinero, por lo que los inspectores de la ciudad se han lanzado a cerrar los «chiringuitos» que vendían la predicción de la fortuna a cambio de unos dólares, claro está.

Por un lado, es admirable cómo se acaban aplicando las leyes en algunos países, es decir, que los funcionarios públicos asumen las normas legales pese a todo y las aplican en cuanto tienen noticia de ellas, que esta es otra cuestión en un estado tan prolífico en este campo como lo es Estados Unidos.

Sin embargo, haciendo gala quizá de la mentalidad latina que tampoco es desdeñable, me pregunto si antes de ponerse a aplicar un determinado precepto legal que ha permanecido en desuso durante tanto tiempo no convendría revisar su vigencia. En este caso le ha tocado a la adivinación pero podría haber sido con cualquier otra cosa y nada es descabellado.

Imaginemos que sigue en vigor una ley que prohíbe los aparatos eléctricos y que se promulgó porque hubo algunos pequeños accidentes domésticos en 1950. Después esta ley cayó en el olvido hasta que un policía aburrido la desempolva y la saca a la luz… Argumento de ciencia ficción pero también un ejemplo sobre cómo un pequeño detalle puede afectar a la economía.

Vía: Univision.

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