Como siempre ocurre con los booms en cualquier área que se produzcan llega un momento en el que se acaban y no por nada en especial sino simplemente por el normal discurrir de la vida. Lo mismo le está ocurriendo a algunos «santuarios» de la deslocalización como a la India pese a surgir como lugar preferente para las inversiones de muchas empresas hace tan sólo tres años.
El nivel de los sueldos de los profesionales indios ha subido hasta el punto de hacer menos atractiva la cesión de trabajo siguiendo, por tanto, el flujo normal en torno a la mano de obra que hace que aquellos mejor cualificados acaben siendo mejor remunerados. Si además se le suman los costes ocultos, que ya deberían haber tenido previstos los estrategas empresariales, entonces podemos concluir que a largo plazo ciertas actividades no salen tan rentables una vez deslocalizadas.
Sin embargo, la propia inercia conllevará que las sociedades mercantiles sigan buscando ahorrarse costes aplicando técnicas similares en otros nuevos países como en Malasia, por ejemplo, hasta que en esta nación ocurra lo mismo que en la India. Que ocurrirá porque hay cosas que son inevitables.
Enlace: The Inquirer.