Mientras el Presidente de la República bolivariana de Venezuela celebra, el resto del mundo recibe con expectación el mal augurio que ya se hacía realidad inevitable desde la semana pasada: el barril de crudo rebasó la barrera psicológica y temida de los 100 dólares.
El día de hoy, en una sesión “volátil”, al cierre bursátil, la cotización de los futuros del West Texas (índice para los precios del crudo en EEUU) subió hasta los 106,68 dólares por barril, tras rebasar dramáticamente los 107 dólares: el precio más alto de la historia. Mientras en Europa, el Brent avanza hasta los 103,19 dólares.
Las razones de la intempestiva alza: los inversores están comprando crudo en porcentajes inéditos para cubrirse de la debilidad del dólar y de la inflación. El barril de crudo ha incrementado su precio por una oleada especulativa y no por factores directamente involucrados con el petróleo.
Hugo “¿por qué que no te callas?” Chávez, Presidente de Venezuela (miembro preeminente de la OPEP) ha celebrado en más de una ocasión la escalada de precios del petróleo (“una subida de cinco dólares”), y vislumbra una bonanza económica que revierta las reglas de la economía mundial. Venezuela extrae una media de tres millones de barriles anuales.
Sin embargo, los altos precios del crudo, lejos de beneficiar a los países productores, generan una enorme volatibilidad en los mercados y un pánico inversor cuyos principal efecto negativo es una presión inflacionaria global.
Por cierto: las exportaciones de crudo de Venezuela se han reducido en un 5% desde 2006.