Hay acontecimientos que a uno le dejan con la sensación, quizá equivocada, de que sólo caben dos posibilidades: hay algo oculto o hay empresarios muy incompetentes. El caso de la aerolínea Futura me produce la mala sensación de que se mezclan ambas cuestiones.
Que una empresa se vea afectada por el aumento de costes no es nada raro, pasa a diario con crisis o sin ella, por lo que un empresario medianamente preparado debe tenerlo previsto. Y más si se trata de una entidad de tamaño respetable y actividad hiperregulada como lo es la de navegación aérea.
Para poner soluciones antes incluso de que lleguen los problemas sólo hace falta voluntad y usar los instrumentos que están al alcance de cualquiera. Para protegerse ante más que previsibles subidas en el crudo hay instrumentos de sobra.
El problema creo más bien que proviene de intenciones más o menos ocultas que no son tampoco nuevas pero sí igual de nocivas.
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