Me importa poco que se me note que el presidente de EE. UU. me cae bien, quienes me conocen y vosotros seguramente también sabrán que no soy precisamente pro-yanqui como se decía hace unos años. Pero es que este tío no sólo está haciendo lo prometido, a la velocidad que se pueda permitir claro, sino que además está cortandoles las alas a tanto caradura que por allí también tienen.
En este caso se trata de las compañías que operan con tarjetas de crédito que en el país del dólar tienen un mercado enorme del que se aprovechan sin piedad aplicando tarifas e intereses abusivos. Y además ocultándolo como meros tahúres del Mississipi.
Girar hacia el ciudadano, en su papel de consumidor como mínimo, y velar por sus intereses no es sin embargo un gesto extrordinario, o no debería serlo, ya que esa es la función de los representates públicos. Buen mensaje lanza Obama con la iniciativa de poner coto en ese punto y en muchos otros.
Tomemos nota, hagamos lo mismo y exijamoslo.
Foto violentz