Pepito Grillo es la conciencia del travieso Pinocho, el que le dice que se va a equivocar sustituyendo a la experiencia que el niño de madera aún no ha tenido tiempo de adquirir. Desconozco la capacitación profesional de dicho personaje o su trayectoria anterior si es que la hubiere, de tal modo que al hijo de Gepetto le es imposible saber a priori si tiene razón o no. La coherencia debería ser un valor en alza tanto o más como los nuevos pecados capitales vaticanos.
Hoy en día el ex-jefe de la Fed, Alan Greenspan, parece tomar similar papel al grillo del cuento pero en su caso conocemos bastante bien su trayectoria y las acciones u omisiones llevadas a cabo. Advierte este sempiterno gurú que se avecina una crisis de gran magnitud sin parangón desde la Segunda Gran Guerra. A buenas horas pensarán unos, qué hizo este hombre en su momento desde su puesto de responsabilidad pensarán otros. Tampoco saquemos de quicio las palabras de Alan ya que ha tenido bastantes vaivenes en los últimos tiempos.
Lo que me llama la atención son sus argumentos y a poco que lo pienso me parecen el mismo camelo que nos está llevando a las dificultades sin necesidad. Habla de cuantificación de riesgos a nivel mundial, de señales anticipadas de cambio de ciclo, de modelos demasiado simples para la complejidad económica actual. Milongas y justificaciones, lenguaje técnico para desvestir al ciudadano normal y corriente. De entre todas las opciones la más simple suele ser la mejor, de entre todas las palabras las más sencillas suelen explicar las cosas de forma más ajustada. Simplemente miremos la realidad.
Lo cierto y verdad es que tanto Greenspan como otros responsables económicos en EE.UU. principalmente permitieron que se creara un sistema financiero paralelo a través de entidades, bancos de inversión, que arriesgaron fondos prestándolos sin garantía suficiente y sin provisionar ante probables (no sólo posibles) pérdidas o devaluaciones ya que no estaban reguladas por el Banco Central. Es lo que Roubini llama «sistema financiero fantasma» como destaca Ernesto Ekaizer en este artículo de muy recomendable lectura. Cuando los activos dejaron de tener valor y no respaldaban el apalancamiento realizado surgieron los problemas. Sencillamente.
¿A que esta segunda explicación suena más sencilla y en función de ella se analiza mejor no sólo la situación actual sino las medidas a tomar cara al futuro, entre ellas el refuerzo de la regulación pública primaria dejando la fracasada autoregulación bancaria en segundo plano?.
Hacen falta «pepitos grillo» pero antes de que se produzcan las travesuras del sistema y no después. Si no cualquiera valdría.