Estamos en un momento de crisis económica, por tanto, continuamente, escuchas mensajes negativos en relación con las posibilidades laborales de futuro que tienes por delante. Ante este panorama tan poco esperanzador, lejos de animarte a soñar, te vuelves no realista sino negativo. Es decir, dejas de intentar apostar por tu vocación, especialmente, cuando dicha vocación remite a carreras cuya aplicación práctica parece más difícil. Este es el caso, por ejemplo, de la filosofía, la historia o las humanidades.
Pues bien, debes apostar por tu vocación, sencillamente, porque así serás más feliz. Y porque si no lo intentas, nunca sabrás si hubieses podido lograr o no tu objetivo. Además, en la medida en que tu vida profesional es estable también mejora tu nivel de satisfacción con tu vida personal, tus relaciones familiares y con tus amigos. Ambos ámbitos están más unidos de lo que parece a simple vista algo que queda de manifiesto en una de las consecuencias que produce el desempleo a largo plazo: el aislamiento y la apatía.
Lucha por trabajar en aquello que te gusta, elabora un plan a trazar para lograr tu objetivo. Sólo se vive una vez, es decir, intenta que tu vida sea de calidad.
Imagen: Blog de trabajo
