Islandia fue la primer ficha que se vino abajó en esa impresionante cadena de quiebras bancarias que fue la crisis del 2007-2008. El Banco de Islandia se endeudó, según algunos analistas, por tres veces el PIB de su país. El desastre inminente era obvio, excepto para los ejecutivos de cuenta de Bankinter, que recomendaron a una cliente apostar 58.000 euros en un valor tóxico.
El comportamiento de Bankinter es algo muy habitual en un negocio en el que se asume que el riesgo es un valor añadido de la inversión, y no algo que debería ser informado al cliente Son proverbiales los casos de traders que, antes del estallido subprime recomendaban valore a sus clientes contra los que después apostaban mediante los siniestros derivados.
La sentencia confirmada hoy por la Audiencia Provincial de Murcia y que confirma la condena de Bankinter a devolver los 58.000 euros investidos por una de sus clientes en El Banco de Islandia, y a la que nos atertaron lo suficiente sobre los riesgos que implicaba, sin duda va a provocar precedente.
Esperamos que de ese modo esto de poner las pelas en un valor se parezca menos a la astrología, a golpe de ley y regulación, con la información que se debe prestar a quien confía en los bancos.