Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch tienen varias cosas en común: son calificadoras de riesgo (miden la capacidad de pago de una compañía o un paso, y las garantías que ofrece en caso de quiebra), las tres han dado una mala nota a Europa en su conjunto (sus informes han señalado la posibilidad de estallidos económicos y sociales que agravarán la situación actual a niveles insospechados) y las tres, en su momento, recomendaron la inversión en los activos estructurados que hoy se conocen como hipotecas subprime.
No se ha analizado con la debida profundidad el papel que jugaron las aseguradoras de riesgo en la crisis actual, con su ligereza y en la recomendación de valores y su bajar el pulgar a economías que no comprendían cabalmente. Por ello, 27 países europeos han lanzado un comunicado común en el que se establecen las nuevas reglas del juego para estos cuestionados y falibles observadores económicos: las califican de desestabilizadoras y piden un mayor control sobre sus informes, que evite la homogenización regional.
La nota buena: a partir de una nueva reglamentación, las calificadoras podrán ser sancionadas ante informes irreales con la prohibición de emitir calificaciones y no podrán cobrar por asesorar sobre valores o activos de los países que califican (como ocurrió como las subprime).
La nota mala: la reglamentación no estará disponible hasta el año que viene. Una tibieza que contrasta con los descubrimientos realizados en los Estados Unidos por la SEC (Securities Exchange Commission), el ente regulador de la Bolsa: en diversos emails, los analistas de estas calificadoras aseguragan que sus herramientas no captaban «ni la mitad» de las características de los activos que calificaban.
Fuente | Pagina 12